domingo, 22 de noviembre de 2015

La finca "El Doctor": centro de espionaje de telecomunicaciones usada por el BND alemán y el CNI español y centro de instrucción para futuros espías españoles

El Servicio Federal de Inteligencia (en alemán, Bundesnachrichtendienst, abreviado BND) es la agencia de inteligencia extranjera del gobierno alemán. y está considerada una de las mejores del mundo, unos servicios secretos que nació envuelto en una gran controversia por la admisión de muchos ex oficiales del antiguo ejército nazi y de las criminales SS.

Un buen día, la agencia de inteligencia alemana decidió hizo una oferta a los servicios secretos españoles (CNI, anteriormente CESID y SECED), que no pudieron rechazar.

Los servicios secretos españoles estaban en pelotas en cuestiones tecnológicas. El acuerdo consistía en que el BND pondría la tecnología puntera para espiar y los Centro Nacional de Inteligencia pondría los terrenos y las instalaciones. Una vez obtenida la información, se compartiría entre ambas agencias de inteligencia.

En un principio, el primer centro de escuchas se montó en Cadiz. Eran otros tiempos, por aquella época, las comunicaciones eran principalmente llamadas telefónicas y envíos fax entre varios continentes, principalmente entre Europa y Latinoamérica. Algunos vecinos sospecharon de estas actividades, pero debido a la seguridad y discreción, nunca hubo ningún problema de gravedad para continuar con estas actividades de espionaje tecnológico. 

Más tarde, se decidió cerrar este centro de escuchas en Cadiz en 1993 y abrir otro, en la región española de Castilla La Mancha, concretamente en la provincia manchega de Ciudad Real. Un ciudadano alemán compró una extensa finca llamada por los lugareños finca "El doctor" en 1959 y está ubicada entre las localidades de Daimiel, Bolaños y Manzanares. Este ciudadano alemán terminó llamándose Don Pedro Eberhard Kiechkebusch Kusserow y era un espía nazi, y al caer el III Reich, muchos militares y espías nazis alemanes fueron protegidos por la dictadura de Franco. 



El nombre de este centro de espionaje de telecomunicaciones sería el Centro de Estudios de Propagaciones Radioeléctricas y se ampliaría el espionaje tecnológico a informaciones con soporte informático e Internet. Buscaban palabras clave denominadas "descriptores" en el argot del espionaje. Estas palabras simplificaban mucho la obtención de información valiosa para los intereses del BND y de los servicios secretos españoles, que por aquella época se llamaban CESID. Para ello,  la tecnología disponible para labores de espionaje, se modernizó considerablemente. 

Las instalaciones del "Centro de Estudios de Propagaciones Radioeléctricas" estaban rodeadas de extremas medidas de seguridad, con unas enormes alambradas y un personal de seguridad con muchos perros guardianes que ordenaba a vecinos y curiosos que se alejasen del lugar, en cuanto se acercaban un poco. Hay motocicletas que peinan la zona a menudo. Entre las edificaciones exteriores se cree, que al menos una estaba destinada a la vigilancia y también servía como sala de espera y guardia de identificación. Se podía divisar  enormes antenas sobre la superficie.
Se cree que existen instalaciones subterráneas, al estilo del Área 51 estadounidense, y están unidas por pasillos. También se asegura que hay salas, quirófano, montacargas de vehículo, sala de control de comunicaciones, y que algunos trabajadores vivían en dormitorios ubicados en ese lugar, que también contaba con comedor, cocinas, salas de ocio, etc.

Pero el acuerdo entre el BND alemán y el CNI español tenía un periodo de caducidad, y se cree que el CNI tiene la explotación  exclusiva del Centro de Estudios de Propagaciones Radioeléctricas desde hace mucho tiempo.

También parece ser, que se utiliza esta finca como centro de instrucción para aspirantes a espías españoles. Un ex candidato la describe como una base de grandes dimensiones, sin carteles identificativos y en un terreno inhóspito.

Hay un monolito de piedra en la entrada, para entrar, un instructor de aspirantes a espías, sacó su cartera y la acercó al monolito y la valla que guarda la entrada se abrió. El coche aparcó cerca de dos edificios de escasa altura. En uno de ellos, había aulas, en el otro, una residencia con habitaciones muy confortables. Los instructores advirtieron a los aspirantes que no se acercasen a unos bunkers de color grisáceo. Allí, los que quieren formar parte del CNI, se someten a diversas pruebas, como extensos interrogatorios, pruebas físicas, pruebas de conducción, descripción de un sala donde habías estado durante varios minutos, visionado de una película para después comentar los detalles, etc.